Por Luisa Reyes Retana
Existe un debate acerca de cuál es la edad exacta de
Internet. La versión más aceptada—documentada en Wikipedia—, sostiene
que la primera página web se publicó el 6 de agosto de 1991. Internet,
con sus 20 años de existencia, ha transformado prácticamente todas
las dinámicas de comunicación humana.
El trabajo de Emilio Chapela—artista mexicano de 33 años que vive entre Berlín y el Distrito
Federal—se ha centrado en estudiar el protagonismo de Internet en el
mundo contemporáneo y cómo su presencia modifica continuamente las
estructuras a través de las cuáles funcionamos.
Por ejemplo, en Ask Google, el artista propone nuevas formas de escrutar el anonimato mediante interpelaciones al imaginario colectivo en Internet. Ask Google es
una pieza que aprovecha la herramienta Google
Suggestions para desmantelar un subnivel de información registral. La
función de la herramienta consiste en completar nuestras palabras u
oraciones con base en lo que los usuarios buscamos con mas frecuencia,
revelando nuestras preferencias e inquietudes. Movido por la inusitada
capacidad y alcance de este registro, Chapela recoge información que los
usuarios generamos desde la comodidad del anonimato, para develar
ángulos sociales y políticos. Las respuestas que Google ofrece son
insólitas: “why are canadians so rude,” “why are mexicans so rude,” “why are artists so pretentious”, etc.
Libre de valoraciones, el artista nos presenta sus hallazgos. La pieza
sirve como evidencia de la curiosidad que nos provoca lo ajeno, y
la animadversión entre los pueblos que ha caracterizado la historia de
la humanidad.
Gun, Shoe, Bottle de la serie Google Similars,
son piezas cuya plasticidad produce un efecto hipnótico. Las
animaciones presentan una serie de imágenes proyectadas a
gran velocidad. El video es una especie de danza en la que los objetos
crecen, mutan y cambian de color solamente para transformarse en sí
mismos. Un soliloquio angustiante. Subyace una sensación de vacuidad. Un
zapato, una botella y un arma de fuego se vuelven afines al grado en
que son fácilmente intercambiables. En silencio, con frialdad y
desapego, el artista les da indistintamente el mismo
tratamiento. La distancia entre el artista y cualquiera de estas
‘cosas’, funciona como un neutralizador de sus hallazgos y propone que
mas allá de su contenido, son solo imágenes obtenidas usando una
herramienta electrónica. El consumo, la mediatización de la información y
los facilitadores culturales a los que el mundo contemporáneo tiene
acceso, han devorado la sustancia de cada cosa separada, dejando solo
su imagen y la redención de una belleza incómoda propia de nuestro
tiempo.
En ScriBill of Rights, Chapela reconstruye las
primeras 10 enmiendas redactadas por los padres de la Constitución de
los Estados Unidos y ratificadas en el documento conocido como Bill of Rights.
Estas enmiendas son consideradas por incontables académicos como las
bases del constitucionalismo moderno y por el pueblo americano, como
el acto fundacional de su existencia. El Bill of Rights, además
de ser parte de la Constitución vigente de los Estados Unidos, es un
texto con una carga histórica y política comparable con otros pocos.
Esta obra representa una reescritura de ese texto a través de Internet.
El escrito generado por la herramienta Google Scribes—que a su vez se
nutre del inconsciente colectivo—, conserva el cascarón del documento
original, pero pierde la carga abrumadora que se entiende inherente
al texto y en su lugar, aparece un documento nuevo. En ScriBill of Rights,
la primera enmienda propone que el Congreso no hará leyes en contra del
derecho a elegir el color de nuestras paredes. Otra vez, el artista
conduce la búsqueda y el sujeto colectivo aporta el contenido. La
neutralidad es central en su visión artística.
La pieza Profile Pictures sugiere
una reflexión de la vida social contemporánea a través de las redes
sociales. La interacción entre personas en Internet ha ampliado
el concepto de amistad para dar lugar a nuevas categorías. Tal es el
caso de los ‘amigos de Facebook’. El plano en que se desarrollan estas
amistades es una realidad paralela, regida por el diseño de una
interfase que no sabe hacer juicios. En cambio, la interfase propone
incontables recursos para conectar personas, agruparlas, crear espacios,
conceptos, cultura, etc. La obra sugiere que la laxitud de los
criterios—inducida por el diseño de la herramienta—con los que escogemos
amigos de Facebook, nos permite sumarnos a redes de acuerdo a
afinidades de todo tipo, llevando el concepto de ‘amistad’ a un plano
distinto.
En la obra de Emilio Chapela, Internet participa como
un registro gobernado por algoritmos inteligentes, pero paradójicamente,
incapaces de discernir. La inhabilidad de Internet para atribuir valor a
las cosas, discriminar lo verdadero de lo falso, lo propio de lo ajeno,
son temas recurrentes en su trabajo. Para Chapela, la capacidad de
Internet como sujeto colectivo encuentra sus límites donde hay lugar a
ponderar.
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