Por Jaime Perales Contreras
En octubre de 1912, la popular revista norteamericana
de principios de siglo XX, All Story Magazine, dio a
conocer el relato Tarzán de los monos, escrita por el novelista norteamericano
Edgard Rice Burroughs. Dos años después, se publicó en libro la famosa aventura
de Lord Greystoke, aristócrata inglés, y millonario, criado por gorilas, cuyo
nombre de batalla simplemente se le conoce como el de Tarzán (El piel blanca).
Como se puede observar, al leer la
novela, el estilo literario de Burroughs es claro y directo. Muchas veces sus
párrafos son de una sola línea, lo que era utilizado por muchos escritores de
narraciones pulp de su época, a quienes se les
pagaba por página. El éxito de su
libro hizo que Edgard Rice Burroughs escribiera 22 secuelas y que, asimismo, se
hayan vendido más de 30 millones de ejemplares y que fuera traducido a más de
50 idiomas, sin contar las innumerables series de tiras cómicas, filmes y
dibujos animados que se han hecho sobre el personaje.
Las regalías de sus libros hicieron
que Burroughs comprara un rancho que tituló, en honor a su personaje, con el nombre de Tarzana, y que, posteriormente, por un
indescriptible apetito por los negocios, el autor lo convirtió en fraccionamiento,
lo que formaría más tarde el conocido
distrito ubicado en Los Ángeles, California.
En la novela de Burroughs no aparece
el chimpancé Cheetah, ni Tarzán vive en una casa empotrada en un grupo de árboles con Jane su
esposa, ni con un niño adoptado de nombre Boy, como las películas de Johnny Weissmuller,
falsamente nos instruyen. Tampoco Tarzán se expresa con el famoso monólogo
cinematográfico Me Tarzan, You Jane (Yo
Tarzán, tú Jane),
el cual jamás se
cristaliza en la historia literaria. Al contrario, el personaje es un hombre
con un coeficiente intelectual de
genio, que, en las novelas, habla con un inglés correcto, con un ligero acento
francés. Ninguno de los filmes que se han hecho sobre el género ha rescatado esta curiosa
licencia lingüística franco-inglesa.
Tarzán fue un niño amamantado por un
gorila, lo que le da la fuerza y agilidad de uno de ellos. Y que, a lo largo de
la novela, nos encontramos que, debido a esto, combate, y liquida exitosamente,
con la ayuda de un cuchillo, a tres simios, un leopardo y dos leones. Uno de
los feroces felinos, por cierto, es estrangulado por los poderosos brazos de
este salvaje aristócrata de la selva africana a mano limpia.
El relato, además de ser una novela
de aventuras, es una historia de
amor. Jane Porter, joven y bella exploradora, se enamora profundamente de
Tarzán, debido a que éste la rescata de ser violada por un gorila a mitad de la
selva. ---De hecho, el capítulo de la novela influyó para que posteriormente se
filmara la película King Kong (1932), en el que en la película aparece esta curiosa, y salvaje
atracción de una bestia por un ser
humano.
A Burroughs se le ha acusado de ser
racista. En la novela, las tribus de negros son crueles e ignorantes caníbales,
que no merecen vivir. Aquellos que ven el rostro de Tarzán mueren sin
misericordia. Incluso, uno de ellos, después de muerto, casi es devorado por
este mítico y curioso personaje como señal de triunfo, venganza y poderío. Sin
embargo, Tarzán no condesciende al canibalismo, lo más salvaje que nos llega a
informar el libro es que tiene, entre su dieta, simplemente el de alimentarse
con carne cruda de león.
Tarzán es individualista por
naturaleza. La novela apela a los valores de la supremacía blanca sobre el
salvajismo de una selva inconquistable. Burroughs, de hecho, admiraba a otro
exegeta de la vida salvaje, su colega el escritor Rudyard Kipling. Las
similitudes entre El libro de la selva y Tarzán de los monos son diversas. Sin embargo, Kipling, a
diferencia de Burroughs, defiende la vida comunitaria sobre la individual.
Tarzán, al igual que la obra de Kipling, tuvo influencia del famoso caso del
niño lobo, mejor conocido como Gaspar Hauser. Hauser, como se recuerda, fue
un infante alemán nacido a
principios del siglo XIX, que se dice fue criado en completo aislamiento y que,
posteriormente, sería misteriosamente asesinado. Se rumoró que Hauser, al igual
que Tarzán, era descendiente de nobles.
En el caso de los filmes, el más
conocido protagonista del personaje fue Johnny Weissmuller, el tercer actor que
lo caracterizó, quien estelarizó once
películas de la serie. Sin embargo, Elmo Lincoln fue probablemente el
Tarzán más cercano a la novela, al menos físicamente. Lincoln, el primero de la
serie, tenía una estatura de casi dos metros y de gran complexión muscular.
Gordon Scott, el onceno Tarzán, fue el primero de la serie que habló de la
manera culta y educada descrita en las novelas de Burroughs.
La película de dibujos animados Tarzán (1999) de Walt Disney, intentó rescatar la
fidelidad de la obra literaria. Sin embargo, como es de esperarse, edulcora
varias secciones de la novela. Greystoke: La leyenda de Tarzán (1984), protagonizada por
Christopher Lambert, utiliza las dos primeras novelas de Edgard Rice Burroughs
sobre el personaje y hace una película muy cercana al original. En Greystoke, como en las novelas, el héroe
decide regresar a África como
manera de afirmar que el mundo civilizado tiene menos valor y atractivo
que la vida selvática.
Como manera de aniversario, en los
Estados Unidos, La biblioteca de Norteamérica (The Library of America) puso en circulación en este año
una nueva edición de la versión original Tarzán de los monos de 1912. Esta curiosa colección de
libros fue fundada en 1979 y tiene como tarea publicar a los clásicos
norteamericanos en bellas ediciones. El modelo de esta selección literaria es
la legendaria antología de inmortales publicados por La Pléiade, en Francia. La biblioteca
de Norteamérica se
basó también en la idea original del crítico estadounidense Edmund Wilson.
Edgard Rice Burroughs murió el 19 de
marzo de 1950, y, curiosamente, jamás puso un pie en África.