lunes, 31 de octubre de 2011

Los cuarenta años de Los perros de paja



Por Jaime Perales Contreras

El género de ultraviolencia es un término  que algunas historias del cine adoptaron para clasificar aquellas películas que, de alguna manera, rebasan el margen de tolerancia de una película violenta. La palabra se usa en la novela de Anthony Burgess, Naranja mecánica, y, posteriormente, también se utilizaría en el filme del mismo nombre.
Varios filmes de la década de los setenta son utilizados como ejemplo de esta postura estética. Sin embargo, de todos ellos, tres destacaron, por la particular combinación de violencia y sexo que hubo en ellos.  La propia Naranja mecánica fue uno, el segundo Los perros de paja y el tercero  Deliverance (traducido como Amarga pesadilla).
Algunos más, se dicen que fueron filmes ultraviolentos, pero estos tres son los que más se recuerdan, porque tuvieron en común tres elementos. Primero, la extrema violencia física que hubo en ellos. Segundo, la tensión sexual. Y, por último, la clasificación: Los tres tuvieron, por parte de la censura, la categoría X, (o en español, clasificación D), que era la denominación más extrema que podía  tener un filme en aquella época que no fuera considerado pornográfico. 
En dos de ellos (Naranja mecánica y Los perros de paja) se presenta la violación de una mujer y, en el tercero, Deliverance, la de un hombre.
A cuarenta años del estreno de uno de ellos, Los perros de paja, dirigido por Sam Peckinpah el cine vuelve a hacer una versión actualizada de aquel filme que provocó polémica. No es la primera ocasión que se trata de resucitar un filme de Peckinpah, La huída, protagonizada por Steve McQueen y Ali MacGraw,  en 1972, volvió a cobrar vida en la no muy afortunada versión de 1994, estelarizada por Alec Baldwin y Kim Bassinger.
La primera versión de Los perros de paja fue interpretada por Dustin Hoffman y la actriz inglesa Susan George. La película se filmó en Inglaterra, basada en la novela, de Gordon Williams, con el guión escrito por el propio Peckinpah y David Zelag Goodman. El filme  narra la historia de un profesor de matemáticas que viaja con su pareja a un pueblito inglés ubicado en Cornwall, Inglaterra. Ella, aburrida de la poca atención que tiene de parte de su esposo, empieza a coquetear con los lugareños, los cuales, empiezan a hostigar al matrimonio. La tensión crece hasta desembocar en la violación de Susan George y en las repercusiones, posteriores, que tiene el enfrentamiento entre Hoffman y los hombres que atacaron a su esposa.
Los perros de paja fue severamente criticada de instigar a la  violencia y filmar a la mujer de una manera degradante y abusiva. Sin embargo, fue una de las películas más importantes de Peckinpah y la que, actualmente, se considera un filme clásico de la época y una de las películas que cimentó la reputación del cineasta norteamericano como uno de los mejores directores del siglo XX.
La nueva versión, dirigido por el crítico y director de cine Rod Lurie, y protagonizada por el actor James Marsden, es un respetuoso homenaje al material que proporcionó Peckinpah. La historia tiene ligeros cambios. En la primera era un matemático, en esta un guionista de cine. En la primera fue filmada en Inglaterra, en esta en  Blackwater Mississippi,  Estados Unidos. Aunque la tensión y violencia  en el nuevo filme se conservan, la escena de la violación de Amy (Kate Bosworth) es más corta y mucho menos transgresora, por decirlo así, que en la versión de Peckinpah. Lo que antes atraía al público por ser una película iconoclasta ahora lo ahuyenta. De haber hecho una escena extensa de la violación de una mujer, como ocurre en la primera versión, el filme se hubiera desbarrado, probablemente, a tener una clasificación severa y esto hubiera incurrido en una reducción del público potencial. La clasificación “mayores de 21 años” actualmente es casi un tabú que puede incurrir en el fracaso comercial del filme. Y, curiosamente, en la mayoría de las ocasiones, la escena de un desnudo, siempre es considerada por la censura fílmica con mayor rigor que una de violencia.
Muchos afirman que la película Los perros de paja no hubiera resucitado, en una segunda versión, pero el filme, como se dijo, es un respetuoso homenaje, que sigue, casi de manera rigurosa el guión original hecho por Peckinpah.
Apodado como “Sam el sanguinario”,  las películas de vaqueros fueron los filmes que catapultearon la carrera de Sam Peckinpah, como fue el caso de La pandilla salvaje, entre los que figuraron, entre los  actores mexicanos,  Emilio “El indio” Fernández y Alfonso Arau. Al igual que Los perros de paja, La pandilla salvaje fue una película que tuvo una violencia casi insoportable. No por ello el apodo de Peckinpah.
Sam Peckinpah (1925-1984), el gran cineasta norteamericano, empezó su carrera elaborando guiones para los westerns de televisión de la década de los cincuenta, entre los que destaca La ley del revólver (Gunsmoke). Para muchos, ver uno de los capítulos del ficticio Marshal Dilon, de Dodge City, escrito por Peckinpah, es casi como leer un cuento de Ambrose Bierce, en el cual sobresale un desenlace, en ocasiones trágico, a veces extraño, pero siempre, sin faltar, eso sí, inesperado.

viernes, 28 de octubre de 2011

Maurizio Cattelan: ALL


Hailed simultaneously as a provocateur, prankster, and tragic poet of our times, Italian-born Maurizio Cattelan has created some of the most unforgettable images in recent contemporary art. This retrospective survey marks the first time that the entirety of Cattelan’s oeuvre will be assembled into a coherent exhibition narrative, with more than 130 works borrowed from private and public collections around the world, ranging from the late 1980s to the present.

Cattelan’s source materials range widely, from popular culture, history, and organized religion to a meditation on the self that is at once humorous and profound. Working in a vein that can be described as hyperrealist, Cattelan creates unsettlingly veristic sculptures and installations that reveal contradictions at the core of modern-day society. For this survey exhibition, Cattelan will create a dramatic site-specific installation in the Guggenheim rotunda designed to encapsulate his complete production to date.
First Image:Maurizio Cattelan, L.O.V.E., 2010. Carrara marble, figure: 470 x 220 x 72 cm; base: 630 x 470 x 470 cm. Installation view: Piazza Affari, Milan, September 25, 2010– . © Maurizio Cattelan. Photo: Zeno Zotti, courtesy the artist
Second image:Maurizio Cattelan, La Rivoluzione siamo noi (We are the Revolution), 2000. Polyester resin, wax, pigment, felt suit, and metal coat rack; figure: 123.8 x 35.6 x 43.2 cm; coat rack: 189.9 x 47 x 52.1 cm. Edition 3/3. Solomon R. Guggenheim Museum, New York, Purchased with funds contributed by the International Director's Council and Executive Committee Members 2000.116. Photo: David Heald © The Solomon R. Guggenheim Foundation

martes, 18 de octubre de 2011

Ruido Blanco / White Noise de Gabriel de la Mora

Por Kerstin Erdmann

Nada existe, si algo existe no es cognoscible por el hombre; 
si fuese cognoscible, no sería comunicable.
Gorgias

Al comienzo está la figura. En la exposición Ruido Blanco, Gabriel de la Mora (1968, Colima, México) desdibuja la forma hasta llevarla al grado más sutil y minimal de su existencia inicial: la imagen se transforma y se difumina lentamente. Rasgos, siluetas, presentimientos que exploran la ambigüedad de lo figurativo se desvanecen y solamente dejan un rastro de lo que fueron. La obra surge en el momento de borrarla, rasparla o arrancarla, en la negación de lo inicialmente expresado queda la reafirmación del residuo. 
          Omnipresente está el ruido blanco que da el título a la muestra: lo percibimos como un residuo de algo que en algún momento representó la realidad, pero actualmente carece de una forma específica. Actúa como una señal aleatoria cuyos componentes no guardan ninguna relación entre sí, es imposible de comprimir y es independiente a los procesos lineales del tiempo. Se puede ver en la televisión en forma de “nieve” o escucharse como un sonido agudo que resulta de la combinación de diversos sonidos sordos. 
           El tiempo y la minuciosidad son términos implícitos en el trabajo del artista quien, por ejemplo, en un ejercicio interno meditativo escribió durante todo un día en papel sus ideas y pensamientos, para posteriormente borrarlos hasta que no quedó rastro, acaso los residuos de la goma y del grafito en el papel: un vacío, ruido blanco. Así, se fragua el misterio en torno a la imagen, al sugerir lo que pudo ser sin revelar lo que fue.
         De la Mora define al dibujo como un conjunto de puntos y líneas que generan la imagen de una idea o concepto sobre papel. Experimenta con el concepto del dibujo a través de técnicas poco tradicionales: utilizando pelo humano y sintético crea diseños tridimensionales que oscilan entre el dibujo, el arte objetual y la escultura. Meticulosamente inserta pelo tras pelo y post-it tras post-it en blocs de hojas blancas; anuda miles de pelos en un acto meditativo y obsesivo; y juega con el azar lanzando pedazos de acrílico raspado o bolitas de unicel hacia una hoja de papel para configurar los trazos de una nueva obra, alterando así la línea tradicional del dibujo en dos dimensiones.
        En algunos casos, las obras derivan de revistas o fotografías pornográficas; de acontecimientos psíquicos en la búsqueda de espíritus; o de su interés en trabajar con obras apócrifas. El accidente, el azar y la clasificación de procesos y objetos juegan un papel importante en el trabajo de Gabriel de la Mora. Su incesante experimentación con material y forma se ve reflejado en la muestra, de la misma manera en que la representación de la realidad se ve inesperadamente sustituida por una multitud de puntos o líneas, y de frecuencias de sonidos que originan en su obra el ruido blanco.
La serie de borrados comenzó como un ejercicio en la acción de borrar lo ya dibujado, fotografiado o impreso. El trabajo realizado para esta serie le permitió a Gabriel de la Mora explorar el proceso de la creación y destrucción: la permanencia de la huella sobre aquello que se cancela impide la posibilidad de eliminar el rastro. A partir de la repetición de la misma acción, el artista intenta generar un estado “cero”, característica que se ha vuelto fundamental y una de las constantes más importantes en su proceso de trabajo.
         La serie de paredes desprendidas parte de la experimentación y exploración de los fenómenos paranormales: “Esencialmente, me interesa la posibilidad de percibir la presencia de la energía en el espacio a través de la imagen. Trabajé con videntes porque me atrae la forma en la que desarrollan la capacidad de percibir ciertos fenómenos paranormales a través de los sentidos, y considero que dicha capacidad está estrechamente relacionada con el trabajo artístico. La energía es, junto con el aspecto formal y conceptual, uno de los tres elementos que más me interesan de la obra de arte, y los que busco constantemente poner en equilibrio”, explica De la Mora.

            Las piezas surgieron del proyecto “Tonalá 47”, desarrollado en 2006, en el que un par de videntes seleccionaron la habitación que contuviera mayor carga energética en una casa de 1870-1910, aproximadamente. De la habitación se desprendió parte de un muro originando las piezas de esta serie.

      Para la serie de fotografías raspadas, Gabriel de la Mora retiró cientos de pequeños trozos de la imagen de su soporte original. Dejando como resultado una fotografía sin identidad y cuya totalidad únicamente puede imaginarse. Los residuos de papel se conservan como parte de la pieza en ocasiones en pequeños contenedores o dentro del vidrio que enmarca a la pieza.
Fragmentos de fotografía montados sobre papel (políptico)
121 piezas, 173 x 117 x 4 cm
569 X está hecha a partir de una fotografía mexicana de 1940 aproximadamente, la cual fue desprendida de su soporte de papel en 144 pedacitos, mismos que posteriormente fueron colocados en un soporte de las mismas dimensiones que la fotografía original. Las nuevas piezas fueron acomodadas en el orden en que cada trozo de papel fue arrancado, y éstos en el lugar que les corresponde dentro de la obra original.
Este es solamente el inicio de la obra: concluirá una vez que los pedacitos de papel hayan sido consumidos por el tiempo y la luz dejando como resultado un gran monocromo blanco.
            Para esta serie de fotografías raspadas el artista tomo imágenes pornográficas de mediados del siglo XX y las desmembró arrancando trozos de la parte central de la imagen, la que encierra todo el contenido erótico, cancelando así su función original.
           En el caso del video, aunque aparentemente la imagen se reconstruye poco a poco, la desaparición inmediata de las piezas impide ver la fotografía completa, obligando al espectador a recrearla en su mente para lograr dicho objetivo.
       Para la serie de imágenes pornográficas arrancadas, el artista pegó distintas hojas de revistas de este género, así como de algunas de arte, para después arrancarlas en trozos con la intención de que el texto y la imagen se convirtieran en una abstracción mediante un proceso de destrucción.
"1,698 bolitas de unicel fueron pegadas una por una por el artista para crear una imagen monocroma que, gracias al juego de luz y sombras en la pequeña estructura, se crea una textura visual que invita a la observación y al tacto.

Créditos:

+Primera imagen:Ruido blanco, 2011 Lápiz borrado sobre papel +Segunda imagen: 1,698, 2011  Bolitas de unicel sobre papel 30 x 41 cm, c/capelo +Tercera imagen:MMI, 2006 Pared desprendida y montada en un bastidor de madera +Cuarta ImagenM.G. 1, 2011 Minas de grafito de 3mm y acrílico sobre tela/madera +Quinta imagen:T.P.12, 2011Fotografía del siglo XX intervenida +Sexta imagen: Art in America April 2005 No. 4 p. 119, 170 y 173, 2011Hoja de revista arrancada y pegada.

sábado, 15 de octubre de 2011

Poemas de José Emilio Pacheco

   Nupcias

“¿De quién son estos ojos?”
Dicen como niños los amantes
             Inmemoriales

Quieren tener para ser otros
             Dos en uno
             Olvidarse
De que nacieron separados
             Morirán separados
Y que sólo por un instante están juntos
                Paz en la guera

Que nadie piense bajo aquellos minutos
           No eres mía No soy tuyo
           Nada nos pertenece
No poseemos
Ni siquiera los nombre propios

Somos hormigas obedientes
            Todo el amor
            Todo el deseo
Apenas espejismos sobornos
De la incesante procreación
              Engranajes
Bien programados para perpetuarse
           Peces
           Cadúmenes
Con el anzuelo de un segundo en las boca
En sus bocas que son la carne del tiempo

Desde entonces

Hubo una edad (siglos atrás, nadie lo recuerda)
en que estuvimos juntos, meses enteros,
desde el amanecer, hasta la media noche.
Hablamos todo lo que había que hablar.
Hicimos todo lo que había que hacer.
Nos llenamos
de plenitudes y fracasos.
Y en poco tiempo,
incineramos los contados días.
Se hizo imposible
sobreviir a lo que nidos fuimos.
Y desde entonces la eternidad
me dio un gastado vocabulario muy breve:
“ausencia”, “olvido”, “desamor”, “lejanía”.
Y nunca más, nunca más
nunca, nunca

La diosa blanca

Porque sabe cuánto la quiero y cómo hablo de ella en
su ausencia,
la nieve vino a despedirme.
Pintó de Brueghel los árboles.
Hizo dibujo de Hosukai el campo sombrío.

Imposible dar gusto a todos.
La nieve que para mí es la diosa, la novia,
Astarté, Diana, la eterna muchacha,
para otros es la enemiga, la bruja, la condenable a la hoguera.
Estorba sus labores y sus ganancias.
La odian por verla tanto y haber crecido con ella
La relacionan con el sudario y la muerte.

A mis ojos en cambio es la joven vida, la Diosa Blanca
que abre los brazos y nos envuelve por un segundo y se marcha.
Le digo adiós, hasta luego, espero volver a verte algún día.
Adiós, espuma del aire, isla que dura un instante.

Copos de nieve sobre Wivenhoe

Entrecruzados
caen,
se aglomeran
y un segundo después
se han dispersado.
Caen y dejan caer
a la caída.
Inmateriales
astros
intangibles;
infinitos,
planetas en desplome.

viernes, 14 de octubre de 2011

Gael Stack´s Forty-One Songs

"An artist whose work evokes both memory and the "gaps, sinkholes, and other chasms" found in our experiences, Gael Stack is one of the most accomplished American painters working today. Her large canvases and smaller drawings use fragments of words and images, often layered over one another like a palimpsest, to create a visual language that explores the past's implacable hold on the present, with what is unknown and unspoken occasionally poking through. Serendipitous elements of graciousness and optimism also distinguish her recent work. Gael Stack is the first retrospective monograph on the artist's career, which has spanned four decades. It features a catalog of some one hundred works reproduced in full-color, full-page plates. Accompanying the images are essays by Raphael Rubinstein and Alison de Lima Greene, who discuss Stack's work in the context of world art. Rubinstein likens her paintings to Freud's "mystic writing-pad," a surface layer that can be endlessly written upon, erased, and refilled, while the underlying tablet retains traces of all that has been written-an apt metaphor for the workings of perception and memory. Greene also reflects on the theme of memory in Stack's art, particularly the ways in which memory can evolve into forgetfulness and cognizance can become ignorance. Lists of selected exhibitions and public collections in which her work has been featured and a bibliography complete this authoritative survey of Stack's career." -University of Texas Press Gael states- "The idea of questioning the limits of language is central to the work and this interest is increasingly compounded by the dilemma of my concern with the role of memory, as a phenomenon and as a particular; what happens when memory fails us; what happens if memory is who we are and memory becomes nothing. 'Gaps' increasingly appear in my paintings, for example, simple metaphors for the increasing loss of the names of things. Still the central thrust of the work continues to deal with the struggle to articulate that which is not sayable on behalf of the inarticulate and unheard. I am also interested in interlude; freezing that which is motionless and silent; and speaking up, and letting go, and that which is relentless in the world; and the awkwardness and self-consciousness that coexist with profound emotional times. I find ancient and medieval Japanese painting as oddly emblematic of these paradoxical dilemmas; the idea of a hungry ghost (Gaki), forever roaming, never satisfied or of Zen gardens and tea ceremonies depicted amid the strife torn realities of feudal warfare; the very curious juxtapositions of the contemplative and the flamboyant, the quiet and the din." Gael Stack received her M.F.A. in 1972 and has lived in Houston, Texas since that time. She has taught at the University of Houston since 1974 where she is now a full time professor. Gael Stack has exhibited in museums and galleries nationally and internationally. Her work is in numerous permanent collections, including the Beaux Art Museum, Saintes, France; Solomon R. Guggenheim Museum, New York; Yale University Art Gallery, New Haven, Connecticut; Krannert Art Museum, Champaign, Illinois; the Museum of Fine Arts, Houston; and the Menil Collection, Houston. She is the John and Rebecca Moores Professor of Art at the University of Houston, where she formerly headed a department that has become the region's premier training ground for the visual arts.

Forty-One Songs is on view at Moody Gallery from October 22 - November 26, 2011.

Image:
Gael Stack
Untitled" 2008
Oil on Canvas
70" x 60"

domingo, 9 de octubre de 2011

Cantos otoñales

En el número de otoño del 2011, Literal publicó entre sus páginas al artista gráfico Pablo Giménez Zapiola. Pero nada del trabajo fílmico del artista podría apreciarse sin experimentar de lleno la evolución que la serie Meaning in Motion nos ofrece. En su obra, "las imágenes parecen existir en un universo alterno, yuxtapuestas en nuestra más mundana realidad".  La poesía usada en este video es de Wendolyn Lozano Tovar, colaboradora de Literal y actual editora en jefe de la revista EnViva. He aquí sus "Cantos otoñales".

"... mis primeras reflexiones coincidieron con algunas de mis tentativas poéticas: poesía visual, textos en movimiento... me propuse diseñar un libro cuyas páginas y tipografía fuesen la proyección física de una experiencia mental: la lectura de un poema que se despliega, simultáneamente, en el espacio y el tiempo. Estas búsquedas desembocaron en el obvio reconocimiento de las insospechadas e inexploradas posibilidades de la cinta cinematográfica y de la pantalla de televisión. Ambas son el equivalente de la página del libro. Páginas sueltas, como quería Mallarmé pero, asimismo, dotadas de un atributo que nunca soñó: el movimiento. Páginas móviles y en las que aparece un texto móvil. Espacio que transcurre: tiempo".

Octavio Paz
La otra voz
1990


cantos otoñales 1 - october 1, 2011 from Pablo Gimenez Zapiola on Vimeo.

jueves, 6 de octubre de 2011

POEMAS DE TOMAS TRANSTRÖMER

GÓNDOLA FÚNEBRE N*2  
                                              I

Dos hombres, suegro y yerno, Liszt y
           Wagner, viven junto al Canal Grande
con la inquieta esposa del rey Midas,
ése que transforma en Wagner todo lo que     
                                                               toca.
El frío verde del mar atraviesa los pisos del 
                                                          palacio.
Wagner destaca, el conocido perfil de títere
                                    parece más  cansado;                           
el rostro, una bandera blanca.
La góndola cargada pesadamente con sus vidas; dos pasajes de ida y vuelta y otro
                                                    sólo de ida.

                                           II

Una ventana del palacio se abre con el viento y el súbito  soplo provoca muecas.
Sobre el agua aparece la góndola del  basurero impulsada  por dos                bandidos con remo.
Liszt ha escrito unos acordes tan pesados  
            que deberían ser enviados a analizar
en el Instituto de Mineralogía de Padua.
¡Meteoritos!
Demasiado pesados para la quietud, pueden sólo hundirse más y más, futuro  abajo,  hasta
los años de las camisas pardas.
La góndola, pesadamente cargada con las 
                        hacinadas piedras del futuro.
            

                                              III

Rendijas, hacia 1990.

25 de marzo. Inquietud por Lituania.
Soñé que visitaba un gran hospital.
No tenía funcionarios. Todos eran pacientes.

En el mismo sueño, una niña recién nacida
hablaba con completas oraciones.

                                            
                                            IV

Junto al yerno, que es hombre de su tiempo,  
           Liszt es un apolillado grandseigneur.   
Es un disfraz.
El abismo, que ensaya y descarta máscaras
       diferentes, ha elegido justo ésta para él,
el abismo, que quiere subir hasta los hombres sin mostrar
                                                                       su rostro.

                                             V

El Abate Liszt está habituado a cargar él 
       mismo su maleta por soles y por nieves
y cuando muera un día, nadie irá a
                                  esperarlo a la estación.
La tibia brisa de un coñac excelente lo    
                                        conduce a la tarea.
Siempre tiene tarea.
¡Dos mil cartas al año!
El escolar que escribe cien veces el palote,
        antes de que le permitan volver a casa.
La góndola cargada pesadamente de vida;
                                        es sencilla y negra.
                                                                                                  

                                           VI

De regreso en 1990.

Soñé que conducía doscientos kilómetros en vano.
Entonces, todo se agigantó. Gorriones enormes como gallinas
cantaban de modo ensordecedor.

Soñé que dibujaba  teclas de  piano
en la mesa de cocina. Tocaba sordamente    
                                                         en ellas.


                                          VII

El clavicordio que calló durante todo   
     Persifal (aunque estaba escuchando) puede 
                                                al fin decir algo.
Suspiros... sospiri...
Mientras Liszt toca, esta noche, mantiene
                             apretado  el pedal marino
para que la fuerza verde del mar suba a
   través del piso y se una a todas las piedras
                                                   del edificio.                                                                      
¡Buenas tardes, bello abismo!
La góndola cargada pesadamente de vida;
                                        es sencilla y negra.


                                          VIII

Soñé que llegaba tarde el primer día de clases.
Todos en el salón  llevaban máscaras blancas
                                                    sobre el rostro.
Imposible decir quién era el maestro.  


                      *   *   *


PROFUNDAMENTE EN EUROPA


Yo oscura carcasa flotante entre dos portones de esclusa
descanso en la cama del hotel mientras afuera la ciudad despierta.
La muda alarma y la luz gris irrumpen
y lentamente me alzan al próximo nivel: la madrugada.


Horizonte interceptado. Ellos quieren decir algo, los muertos.
Fuman pero no comen, no respiran pero aún poseen la voz.
Me apresuraré por las calles como uno de ellos.
La catedral ennegrecida, pesada como una luna, hace pleamar y bajamar.    


                    *   *   *


EXPRESSO




Traducción de Roberto Mascaró. 
El café negro en la terraza
con sillas y mesas pequeñas como insectos.


Son costosas gotas atrapadas,
llenas de la misma energía del Sí y del No.


Son servidas en oscuras cafeterías
y miran al sol sin pestañear.


A la luz del día, un punto de benigno negro
que fluye rápidamente en un pálido parroquiano.


Parecen las gotas de negra profundidad
que a veces es captada por el alma,


que dan un bengno empujón: ¡anda!
La inspiración de abrir los ojos. 


En Deshielo a mediodía, Nórdica libros, 2011.

Poems by Tomas Tranströmer






Landscape with Suns
The sun emerges from behind the house
stands in the middle of the street
and breathes on us
with its red wind.
Innsbruck I must leave you.
But tomorrow
there will be a glowing sun
in the gray, half-dead forest
where we must work and live.


Further In
On the main road into the city
when the sun is low.
The traffic thickens, crawls.
It is a sluggish dragon glittering.
I am one of the dragon’s scales.
Suddenly the red sun is
right in the middle of the windscreen
streaming in.
I am transparent
and writing becomes visible
inside me
words in invisible ink
which appear
when the paper is held to the fire!
I know I must get far away
straight through the city and then
further until it is time to go out
and walk far in the forest.
Walk in the footprints of the badger.
It gets dark, difficult to see.
In there on the moss lie stones.
One of the stones is precious.
It can change everything
it can make the darkness shine.
It is a switch for the whole country.
Everything depends on it.
Look at it, touch it…
The Tree and the Sky
There’s a tree walking around in the rain,
it rushes past us in the pouring grey.
It has an errand. It gathers life
out of the rain like a blackbird in an orchard.
When the rain stops so does the tree.
There it is, quiet on clear nights
waiting as we do for the moment
when the snowflakes blossom in space.




April and Silence

Spring lies deserted.
The velvet-dark ditch
crawls by my side without reflections.
All that shines
are yellow flowers.
I’m carried in my shadow
like a violin in its black case.
The only thing I want to say
gleams out of reach
like the silver
in a pawnshop.

Midwinter
A blue light
radiates from my clothing.
Midwinter.
Clattering tambourines of ice.
I close my eyes.
There is a silent world
there is a crack
where the dead
are smuggled across the border.

(Used with the permission of Green Integer Books.)